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¿Desnutrición 
en un mundo de 
abundancia?

Contradicción o consecuencia… veamos algunos puntos al respecto.

Pérdida y desperdicio de alimentos

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Cada año en el mundo se producen aproximadamente 1300 millones de toneladas de alimentos, aunque 1/3 de esa producción nunca se consumirá, sino más bien, será desechada a lo largo de las cadenas de producción, transformación, distribución y consumo. 

Con los alimentos que actualmente se pierden o desperdician se podría alimentar a 300 millones de personas.

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El desperdicio y las pérdidas de alimentos, también provocan el derroche de recursos como agua, tierra, energía, mano de obra y capital y producen emisiones de gases de efecto invernadero innecesarias, contribuyendo así al calentamiento global y al cambio climático.

Entre las tasas más altas de desperdicio están los grupos de frutas, hortalizas y tubérculos.


Como dato curioso, está que los países industrializados y en desarrollo desperdician aproximadamente la misma cantidad de alimentos (670 y 630 millones de toneladas, respectivamente). 

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Es indignante saber que hay hambre en el mundo cuando se tira tanto alimento. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, antes de la crisis del Covid-19 había 820 millones de personas desnutridas; intuimos que ahora hay más.  

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¿Qué es desnutrición?

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Es una afección que se presenta cuando un cuerpo no recibe los nutrientes suficientes, es decir, por no comer todo lo que debería. También, podría decirse que un individuo mal nutrido puede ingerir alimentos incluso en exceso, pero que no son sanos y llegar a ser obeso. 

Existen muchos tipos de desnutrición y pueden tener distintas causas. Algunas causas incluyen:

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o    Mala alimentación
o    Inanición debido a la falta de disponibilidad de                  alimentos
o    Trastornos alimentarios
o    Problemas para digerir alimentos o absorber nutrientes de los alimentos (malabsorción)
o    Ciertas afecciones que impiden que una persona coma
o    La pobreza, los desastres naturales, los problemas políticos y la guerra pueden contribuir con la desnutrición y la hambruna. Esto no solo ocurre en los países en desarrollo.  

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Obesidad y desnutrición: dos polos de un mismo mal  

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La obesidad y la desnutrición pueden ser las dos caras de una misma moneda, porque representan las consecuencias de una malnutrición que responde al sistema globalizado de producción de alimentos. Su principal causa es una dieta desequilibrada, carente de alimentos ricos en vitaminas y minerales. La población más afectada son los niños, sobre todo porque carecemos de una cultura alimenticia adecuada.

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En el Ecuador, recientemente se hizo un estudio revelador: “El costo de la doble carga de malnutrición: impacto social y económico”, donde se indica que el problema de la desnutrición y el sobrepeso/obesidad tiene grandes impactos negativos en la salud, educación y productividad, acarreando enormes consecuencias económicas para individuos, comunidades y naciones. En las proyecciones del estudio se menciona que para 2078 se generará un gasto de 3.000 millones de dólares para nuestro país, en lo referente a esta problemática. 

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Políticas económicas, sociales y comerciales 

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Cuando revisamos cuáles son las políticas que tienen relación con la temática de la desnutrición, estamos sobre el meollo del asunto.

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MAYRA Salvador

La exclusión de millones de personas al acceso de bienes y recursos productivos, como la tierra, el mar, el agua, las semillas, la tecnología y el conocimiento es el resultado de las políticas económicas, sociales y comerciales globales. Esto quiere decir que, la pobreza aumenta los factores de riesgo, aunque no es excluyente. 

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La malnutrición infantil es un problema social muy grave porque limita las capacidades y el funcionamiento de las personas. Su erradicación debería ser un compromiso político fuerte, pero implica la interrelación de sectores económicos, políticos y sociales que desarrollen juntos el proceso, lo que aparentemente no hace viable su solución.

 

Parte de lo que deben resolver las políticas públicas es reducir y desaparecer factores como la morbilidad causada por enfermedades infecciosas gastrointestinales y respiratorias (que aumentan las probabilidades de desnutrición); la dificultad del acceso a servicios de salud para practicar la prevención; la carencia de servicios básicos de agua potable y saneamiento básico; el desconocimiento sobre cuidado materno-infantil; no saber preparar, conservar y manipular los alimentos practicando una higiene correcta; las creencias y prácticas que permean la sociedad ecuatoriana alrededor del consumo de alimentos, que forman una cultura que practica una ingesta inadecuada de alimentos en cantidad y calidad. 

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Consumo inconsciente

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El consumo inconsciente es parte del problema de desnutrición y sobrepeso en toda la población. 

Como en artículos anteriores, debo seguir mencionando el problema del consumismo, sobre todo, el relacionado a alimentos que no alimentan y que no solo acaban con la salud, sino que su producción también afecta negativamente al planeta.

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La industria alimentaria produce lo que hoy se llama comida, pero que curiosamente no nutre y ha desarrollado todo un enmarañado sistema de producción y mercadeo engañoso, que induce a la gente a consumir sin cuestionar.

 

Hay mucho desconocimiento acerca del daño en la salud que producen estos “alimentos modernos” por su gran cantidad de químicos y aditivos, además de su carencia nutricional, que los vuelve inútiles como alimento. También, es muy común el desconocimiento acerca de los vegetales y frutas, sus nutrientes y sobre las formas de consumirlos para alimentarnos mejor.

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El rescate del consumo de productos nativos y regionales, descubrir las recetas de las abuelas, conseguir alimentos realmente orgánicos o aprender cómo sembrarlos, puede combatir la inconsciencia de esas decisiones de consumo automatizadas por el sistema de vida moderno. 

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Conclusión

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Contradicción o consecuencia… Son las dos, pero no las únicas respuestas, pero está claro que saberlo no lleva a soluciones. 

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La prevención provee una parte de la solución al tema de la desnutrición, pero es casi imposible para la población afectada o vulnerable.  Ingerir una dieta equilibrada está fuera del alcance de la mayoría. 

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El gobierno y sus políticas no ofrece sistemas alimentarios que puedan proveer alimentación saludable, asequible, sostenible y equilibrada. La seguridad alimentaria no existe.

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Alguna oportunidad de cambio habría en desarrollar una educación que nos revele la mentalidad de consumo que poseemos y la posibilidad de liberarnos hacia una alimentación verdadera, a través de asumir la responsabilidad propia o individual acerca de lo que comemos y propender a la equidad en cuanto a seguridad alimentaria se refiere, que debe surgir desde las comunidades o de la sociedad en general para finalmente llegar al gobierno y poder influir en sus políticas para superar esta realidad. Utópico, ¿cierto? 

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 https://www.ospat.com.ar/blog/perdida-y-el-desperdicio-de-alimentos/#:~:text=Cada%20a%C3%B1o%20se%20producen%20en,%2C%20transformaci%C3%B3n%2C%20distribuci%C3%B3n%20y%20consumo. 

  https://blogs.worldbank.org/es/voices/hambre-y-abundancia-como-reducir-el-impacto-de-la-COVID-19-en-los-mas-vulnerables

 https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000404.htm#:~:text=Es%20una%20afecci%C3%B3n%20que%20se,no%20recibe%20los%20nutrientes%20suficientes. 
  https://www.infancia.gob.ec/la-desnutricion-la-obesidad-y-el-sobrepeso-cuestan-al-ecuador-4-344-millones-de-dolares-segun-estudio-de-cepal-pma-mcds/ 

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