GUIDO SANTAMARÍA
Catedrático UTE
Director de Fusión Gourmet
Chef

Colombia
Travesía academica y cultural
Bucara manga
La búsqueda del conocimiento me llevó a embarcarme en una experiencia inolvidable en Bucaramanga, una ciudad vibrante situada en el corazón de Santander, Colombia. Este viaje, motivado por mis estudios doctorales, no solo fue una inmersión en la academia, sino también en la rica cultura y gastronomía que define a esta región.
Mi experiencia académica en Bucaramanga
Llegar a Bucaramanga significó adentrarme en un entorno académico dinámico y enriquecedor. Las jornadas de estudio en el programa doctoral estuvieron marcadas por debates estimulantes, aprendizaje práctico y la constante colaboración con colegas apasionados por el conocimiento. Las instalaciones de la universidad UIIX y el compromiso de sus docentes reafirmaron mi decisión de explorar nuevos horizontes fuera de mi Ecuador natal.
Además, Bucaramanga se convirtió en el escenario perfecto para mi crecimiento profesional y personal. La ciudad, conocida como la “Ciudad Bonita de Colombia”, combina un entorno tranquilo con oportunidades de aprendizaje que se expanden más allá de las aulas, integrando teoría y práctica con armonía.
La riqueza de la gastronomía santandereana
La gastronomía de Bucaramanga es un reflejo del alma de su gente: creativa, tradicional y profundamente arraigada en su historia. Una de las experiencias culinarias más memorables fue probar las hormigas culonas, un manjar que demuestra el carácter audaz de la cocina santandereana. Las arepas de maíz pelado, las carnes ahumadas y el mute santandereano también fueron un deleite para los sentidos.
Este viaje no solo me permitió disfrutar de sabores nuevos, sino también reflexionar sobre los paralelismos entre la gastronomía colombiana y ecuatoriana. Por ejemplo, tanto Colombia como Ecuador comparten una rica tradición en el uso del maíz, ingrediente clave en platos como las arepas y las humitas. Además, la pasión por preservar recetas ancestrales es un vínculo cultural evidente.
La cocina santandereana es un tesoro de sabores únicos que reflejan la diversidad cultural y la rica historia de la región. Cada plato cuenta una historia, desde las prácticas ancestrales de las comunidades indígenas hasta las influencias modernas que enriquecen la tradición culinaria.
Uno de los íconos de esta gastronomía es, sin duda, la hormiga culona, un alimento milenario que simboliza tanto valentía como sostenibilidad alimentaria. Este peculiar ingrediente, que podría parecer inusual para algunos, es un homenaje a las raíces indígenas que supieron aprovechar los recursos locales de manera innovadora.
Otros platos destacados incluyen el cabrito, preparado al horno con un sabor tierno y especiado, acompañado de arepas de maíz pelado, símbolo del profundo vínculo de la región con este cereal. El mute santandereano, una sopa robusta elaborada con maíz, carne y vegetales, es otro plato que no solo nutre el cuerpo, sino que también reúne a las familias en torno a la mesa, reforzando la importancia de la comunidad.
La conexión culinaria con Ecuador
Durante mi estancia, no pude evitar notar las similitudes y diferencias entre las gastronomías de Santander y Ecuador. Ambas culturas comparten un amor por el maíz, un ingrediente esencial en platos como las arepas colombianas y las humitas ecuatorianas. Asimismo, el cabrito santandereano encuentra un paralelo en Ecuador con el seco de chivo, un plato igual de reconfortante que destaca por sus sabores intensos y especiados.

Otra conexión fascinante radica en las sopas tradicionales. Mientras que en Ecuador el locro y la fanesca son símbolos de festividades y tradición, en Santander, el mute cumple un rol similar, simbolizando abundancia y el valor de los ingredientes autóctonos.
Aunque los condimentos y preparaciones pueden variar, ambos países celebran la riqueza de sus tierras a través de sus sopas.
La diversidad de frutas tropicales también une a ambas culturas culinarias. En Bucaramanga, probé guanábanas y maracuyás que despertaron memorias de mi tierra natal, demostrando que, aunque separados por fronteras, compartimos una tierra fértil y generosa.
Los atractivos turísticos y su impacto cultural
Bucaramanga no solo brilló por su gastronomía, sino también por sus impresionantes paisajes y puntos de interés. Lugares como el Cañón del Chicamocha, un destino que combina belleza natural con una oferta turística bien desarrollada, dejaron una huella imborrable en mi memoria. También visité el histórico municipio de Girón, donde cada calle y casa cuentan historias de épocas pasadas.
Mi estadía en Bucaramanga no solo enriqueció mi conocimiento académico, sino que también fortaleció mi conexión con la gastronomía y la cultura. Esta experiencia me llevó a valorar aún más las similitudes y diferencias entre las tradiciones ecuatorianas y colombianas, recordándome que la cocina y la cultura son puentes que nos unen como pueblos hermanos.

